Laurent Heynemann
en Hommage à Léo Matarasso, Séminaire sur le droit des peuples, Cahier réalisé par CEDETIM-LIDLP-CEDIDELP, Février 1999
Todavía no tenía 30 años y quería hacer esta película. Esa película fue “LA CUESTIÓN”, basada en el relato de Henri ALLEG.
Durante la redacción del guión, debido a un temor juvenil a ahogar mis facultades creativas con demasiada información, sólo había conocido a dos testigos vivos de esta historia, Henri Alleg, por supuesto, el activista torturado, el autor del libro que despertó las conciencias durante la guerra de Argelia, y luego uno de sus abogados: Léo Matarasso.
Léo me habló de sus visitas a Argel, amenazado de muerte por activistas, protegido por el presidente del colegio de abogados de Argel en nombre de la solidaridad profesional. Me habló de sus visitas a la cárcel de Barberousse, de Henri que le pasó, clandestinamente, hoja por hoja, doblada y escondida en su cinturón o en su zapato, el libro, este libro que marcó mi vida como hombre y como cineasta.
Aquella tarde de 1976, Leo era un espectador.
En la pantalla, está la película… Y François Lalande haciendo su papel. El recuerdo que tengo de esta proyección en la que estos dos hombres -Alleg y Matarasso que arriesgaron sus vidas por sus ideas, pero también por una idea que tenían del mundo, por una lucha que habían elegido-, estos dos hombres viendo mi película, todavía me conmueven hoy.
François Lalande es un actor cómico, un tipo divertido, que interpreta el papel con imaginación y cierta discrepancia con la seriedad del personaje… Puedo ver, dos filas delante de mí, en la falsa oscuridad de esta sala de proyección, a Léo Matarasso disfrutando de su humor. También lo- veo sonreír y, furtivamente, reconocerse en una ficción que ha tapado fechas, confundido deliberadamente acontecimientos, sintetizado vidas.
Al final de la película, se quedó un rato conmigo y me felicitó por haber dado al personaje del abogado una visión un poco divertida. Porque estas personas, las que arriesgaron su vida para defender la justicia, también defienden una idea desenfadada del heroísmo, una visión no compasiva de sus luchas.
El compañerismo de estos dos hombres, su gusto por la distancia, pero también la tozudez de sus certezas, acuciadas por la duda que destila en ellos el humanismo de su cultura, su humor y su ternura, conducen también la película hacia una visión menos pesada, menos didáctica, menos maniquea del cine de tema político.
Que se les agradezca por siempre!
Heynemann, Laurent