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Argelia y los derechos de los pueblos a escala internacional

    Amar Bentoumi

    en Peuples/Popoli/Peoples/Pueblos, n.ro 8 (octubre 1986)

    Derrotado militarmente a pesar de una larga y heroica resistencia, despojado de sus bienes, el pueblo argelino lleva más de un siglo sometido a un continuo intento de despersonalización y se le ha negado su derecho a existir y a que se respete su identidad nacional y cultural.
    Tras una cruel guerra de liberación de más de 7 años, recuperó su soberanía nacional y su independencia ejerciendo su derecho a la autodeterminación mediante un referéndum.
    Tras su independencia, ha recuperado gradualmente sus derechos económicos, sociales y culturales.
    Desde entonces, ha prestado un apoyo constante a los movimientos de liberación nacional de todo el mundo.
    Argel, que se convirtió, en palabras de Amílcar Cabral, en “la Meca de los pueblos en lucha”, acogió a quienes, con Lelio Basso, querían adoptar una “Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos”, con la que pretendían proclamar “que todos los pueblos del mundo tienen igual derecho a la libertad”, el derecho a no sufrir injerencias extranjeras y a elegir su propio gobierno, el derecho, si están esclavizados, a luchar por su liberación, el derecho a contar con la ayuda de otros pueblos en su lucha”.
    Con su innato sentido de la historia y su perspicacia, Lelio Basso eligió el 4 de julio de 1976 para esta proclamación con motivo del 200 aniversario de la Declaración de Independencia de Estados Unidos, que fue también la primera Declaración de los Derechos Humanos.
    El encuentro de Lelio Basso, este apasionado defensor de la causa de los derechos de los pueblos, con el pueblo argelino, no es fortuito. Es la de un hombre de inteligencia excepcional y extraordinaria generosidad de corazón que fue pionero en la lucha por el surgimiento de un derecho de los pueblos con un pueblo que luchó tenazmente por conquistar sus derechos sobre la base del principio del derecho de los pueblos a la autodeterminación. Para ambos, “los pueblos tienen derechos” y son sujetos del derecho de gentes.
    Una década después de la proclamación de lo que se conoció como “Declaración” o “Carta de Argel”, Argelia puede hacer un balance positivo de su acción, a nivel internacional, en favor de los derechos de los pueblos.
    Para convencerse de ello, basta recordar su actuación en favor de los pueblos que han sometido sus casos al Tribunal Permanente de los Pueblos: Sáhara Occidental, Argentina, Eritrea, Filipinas, El Salvador, Afganistán, etc…
    ¿Habría que mencionar el apoyo constante e imperturbable que los gobiernos argelinos siempre han prestado y siguen prestando a los pueblos saharaui, palestino y namibio en su lucha por la autodeterminación y la independencia?
    Argelia nunca ha dejado de apoyar la justa causa del pueblo sudafricano contra el odioso régimen del apartheid, la de Nicaragua contra la intervención de Estados Unidos en sus asuntos internos y, en general, la de los pueblos de América del Sur y de otros lugares por el libre ejercicio de su derecho a elegir libremente, sin injerencias extranjeras, su régimen político, económico y social.
    Sin referirse explícitamente al artículo 30 de la Declaración de Argel, Argelia considera que es su deber, y debería ser el deber de los demás miembros de la comunidad internacional, ayudar a cualquier pueblo cuyos derechos fundamentales sean gravemente violados.
    La Carta Nacional, adoptada por referéndum por el pueblo argelino el 17 de enero de 1986, establece expresamente:
    – por una parte, que “las características de la política exterior de Argelia se definieron durante la guerra de liberación librada por el pueblo argelino para recuperar su independencia”…
    – por otra parte, que “el apego de Argelia a los ideales de libertad, paz, justicia e igualdad define su enfoque internacional”, así como su determinación de “proseguir la lucha para construir un verdadero sistema de seguridad colectiva que respete el derecho de los pueblos a la autodeterminación y les garantice la libre elección del régimen político y económico que les convenga”.
    Además, Argelia forma parte de los Estados que han adoptado recientemente la Convención Africana sobre los Derechos de los Pueblos en el marco de la OUA.
    Es, sin duda, uno de los países que ha llevado a cabo en la última década una política a escala internacional cuyos fundamentos se encuentran en la Declaración de Argel.
    Bentoumi, Amar
    en: Peuples/Popoli/Peoples/Pueblos, n.ro 8 (octubre 1986)

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