Querido Piero
Hasta el último momento tuve la esperanza de poder venir a París para recordar a Leo, pero fui “preceptuada” por mi hijo Antonio para cuidar de sus hijas en Berlín. Como casi siempre ocurre, los compromisos familiares se anteponen a todo.
Les deseo un encuentro maravilloso. En París, cuando vivía allí, tuve muchas relaciones con Leo, que también se ocupaba de los problemas de Afganistán. Solía ir de vez en cuando a comer a su casa, muy agradable, cerca de Luxemburgo, con la baguette entera en medio de la mesa y él diciendo que el pan se parte, no se corta, está escrito en la Biblia. Gracias por pensar en mí y un cordial saludo.
Marina
Isenburg, Marina
en: <strong>Léo Matarasso,
Seminario del 6 dicembre 2008, Cedetim, Parigi
Milano, maggio 2009</strong>