Léo Matarasso
en Peuples/Popoli/Peoples/Pueblos, n.ro 1, Milano, mai 1983
Entre los puntos del orden del día del II Congreso Internacional de nuestra Liga figuraba el tema: “Los pueblos ante el peligro de la guerra”. Se presentó un informe sobre este tema, una comisión lo debatió y sus conclusiones se pusieron en conocimiento del Congreso.La reunión finalizó sin resoluciones sobre los distintos temas del orden del día, dejando en manos de la Junta Internacional, elegida por ella, la finalización de las acciones internacionales de la Liga.
El Consejo Internacional y su Comité Ejecutivo examinaron la cuestión y consideraron que la Liga, que nunca ha dejado de luchar por el respeto de los derechos de los pueblos, no podía permanecer indiferente ante los crecientes peligros, siendo la guerra la más grave violación de los derechos de los pueblos proclamados por la Declaración Universal de Argel de 1976: el derecho a la existencia, el derecho a la autodeterminación, etc.
Es cierto que la época de la creación de la Liga y de la redacción de la Declaración de Argel estuvo marcada por las ideas de distensión y coexistencia pacífica. Desde entonces, la amenaza de guerra ha aumentado considerablemente, la carrera armamentística ha adquirido proporciones sin precedentes y los antagonismos entre las dos superpotencias se han intensificado. Al mismo tiempo, los movimientos populares masivos en Europa han mostrado una creciente oposición a este estado de cosas y están haciendo una campaña activa a favor del desarme efectivo.Una guerra, y más concretamente una guerra nuclear, provocaría, no hace falta decirlo, masacres y destrucciones sin precedentes en la historia. Todo el mundo sabe también que las guerras terminan, para los supervivientes, con el reparto de territorios, sin tener en cuenta a las personas que los habitan.Pero lo que la Liga debe subrayar en el futuro inmediato es que la propia preparación de la guerra supone un ataque a la causa de los pueblos, y más concretamente a los pueblos del tercer mundo.
De hecho, conduce a:
- la búsqueda e instalación de bases en territorios extranjeros;
- Ampliar, mediante intervenciones directas o encubiertas, el perímetro de protección de determinados Estados, desafiando la soberanía de otros Estados y los derechos de los pueblos que allí viven;
- Gastar sumas fabulosas en armas cada vez más sofisticadas pero rápidamente obsoletas (algunos expertos calculan que se gasta un millón de dólares en armas cada minuto en el planeta. Otros expertos afirman que las reservas mundiales representan cuatro toneladas de potencia explosiva per cápita).
Esta situación de sobrearmamento crea un nuevo contexto para la lucha de los pueblos del Tercer Mundo. La confrontación Este-Oeste compromete seriamente el diálogo Norte-Sur, al igual que compromete el no alineamiento, obligando a menudo a los movimientos de liberación a elegir un lado u otro.
El escándalo es permanente: 50 millones de seres humanos mueren cada año de hambre o malnutrición mientras se invierten miles de millones y miles de billones en preparar la guerra.Hay que rechazar categóricamente la teoría de que la paz se asegura mediante un equilibrio de armas entre los bandos enfrentados. Esta teoría, que recuerda demasiado a la de la “paz armada” en boga antes de la guerra de 1914, sólo puede conducir a una carrera armamentística frenética. El equilibrio del terror es inestable y frágil. Cada parte cree que su seguridad requiere un margen de superioridad sobre la otra. Es un círculo vicioso que pone el destino de la humanidad a merced de un accidente.Nuestra Liga no puede sino asociarse a todo lo que se emprende, ya sea por los gobiernos, las instituciones internacionales, las organizaciones no gubernamentales internacionales o nacionales, en favor del desarme.
Pero lo más importante hoy es detener la carrera armamentística. En Europa, la instalación prevista de misiles Pershing y misiles de crucero aumentará el riesgo de guerra en lugar de reducirlo. Por ello, el Comité Ejecutivo de la Liga ha decidido que la Liga asistirá a la gran reunión internacional de Berlín el próximo mes de mayo.
Del mismo modo, la Liga, conservando su autonomía y respetando su propia especificidad, podrá asociarse mañana a todas las acciones que considere en la dirección de una paz conforme a los derechos de los pueblos.
en: Peuples/Popoli/Peoples/Pueblos, n.ro 1, Milano, mai 1983