Nuri Albala
en Léo Matarasso, Seminario del 6 de diciembre 2008, Cedetim, Parigi
Si un día, hace once años, le hubiéramos dicho a Léo: “Vamos a reunirnos para rendirte homenaje”, él habría refunfuñado y nos habría llamado idiotas. Y luego, como tenía modestia, lo habría convertido en una broma y nos habría contado una de sus divertidas aventuras.
Me gustaría rendir homenaje a su humor. Les contaré un episodio que me ocurrió con él. Fue a principios de los años 70, algunos de ustedes lo recordarán, la torre de transmisión de la televisión France 3 Bretagne había sido volada en Bretaña. Algún tiempo después me encontré con Léo en el Palacio de Justicia de París y vi su mirada de picardía y risa cuando le ocurría algo gracioso. Le dije: “Pareces muy contento”. Me contestó “sí, acabo de volver del Tribunal de Seguridad del Estado”. Me sorprendió porque no era el tipo de lugar donde la gente se divierte… Le pregunté qué había hecho allí que era tan divertido. Me contestó: “¿No lo sabe? Estaba abogando por un judío bretón autonomista”.